Las frutas en el equilibrio ácido-alcalino


Un concepto que está ganando cada vez más aceptación en el entorno médico y científico, hace referencia a la necesidad de mantener un equilibrio entre las sustancias ácidas y las sustancias básicas o alcalinas contenidas en nuestro organismo. Este tema comporta la mayor importancia, si se tiene en cuenta que la generación y propagación de las infecciones causadas por bacterias, la proliferación de hongos nocivos y todo aquello que promueve la enfermedad, requiere indefectiblemente de un ambiente ácido para su desarrollo.

De ello se desprende que la supervivencia de dichos agentes infecciosos resulta muy difícil, por no decir imposible, ante la presencia de sustancias alcalinas en el interior de nuestro cuerpo. Es así como, por causa de unos hábitos alimenticios erráticos e insanos, nuestro organismo va acumulando sustancias ácidas, con las cuales generamos un ambiente interno propicio para la enfermedad. Se cuentan por miles las necropsias realizadas a personas fallecidas por causa del cáncer, en las cuales se encontró como denominador común, la presencia abundante del hongo conocido con el nombre de Candida albicans, hecho que permite confirmar el antecedente de unos hábitos alimenticios inadecuados que, por razón de su efecto acidificante, han promovido el desarrollo de este hongo letal, así como de gérmenes patógenos causantes de múltiples enfermedades.

Desde luego, lo descrito no quiere decir que a nuestro organismo le conviene tener un ambiente completamente alcalino, pues es claro que ambos excesos pueden resultar igualmente letales. De ahí la necesidad de obtener un equilibrio en el PH (Potencial de hidrógeno) de nuestro cuerpo, el cual debe buscarse en una alimentación sana, natural y balanceada.

Al objeto de nuestro estudio nos llama la atención el comentario expresado por el Dr. Robert O. Young, afamado microbiólogo y autor de “El milagroso PH”, quien afirma en su libro: “Cuando los productos de desecho del metabolismo o ácidos, no se eliminan mediante la orina, la respiración, la sudoración o la defecación,  a fin de proteger la sangre, el cuerpo los deposita en los tejidos para que luego los elimine el sistema linfático. Pero cuando este sistema linfático es incapaz de eliminar todos esos residuos debido a la falta de ejercicio y a una deficiente hidratación alcalina, el cuerpo comienza a deteriorarse y pudrirse al igual que un plátano”. De aquí se infiere que un tumor no se presenta como resultado de una enfermedad, sino que por el contrario, prosigue el Dr. Young, “es un mecanismo protector del órgano, utilizado para encapsular células dañadas o envenenadas por el exceso de ácido que no se ha eliminado a través de la micción, el sudor, la respiración o la defecación”.

Seguramente que estos ácidos están muy vinculados a la generación de los radicales libres que tanto decrepitan nuestros tejidos. Cabe aquí anotar el efecto tan adverso que ejerce el azúcar, especialmente el refinado, toda vez que es el causante de algo que pudiéramos denominar “asfixia celular”, pues al fermentarse en nuestro organismo, las células cambian su respiración aeróbica realizada por gracia del oxígeno, hacia una respiración anaeróbica, en la cual los niveles de energía de la célula se ven disminuidos en una proporción bien considerable.

En síntesis debemos afirmar que la buena salud está estrechamente vinculada al equilibrio del PH en nuestro organismo, cuyo nivel óptimo se ha estimado entre 7.35 y 7.45, entendiéndose como ácidas las sustancias menores a 7 y alcalinas las que superan esta cifra, todo ello dentro de un rango total de 14 mediciones. El Dr. Young termina diciendo que la mejor forma para rebajar la acidez en nuestro cuerpo, se consigue con la adopción de buenos hábitos alimenticios y muy especialmente a través de una dieta rica en frutas y verduras. En este sentido él afirma textualmente: “Cuando seguimos un estilo de vida alcalino y una dieta alcalina, comenzamos a eliminar adecuadamente los ácidos metabólicos de nuestros tejidos y órganos, y podemos así llevar una vida larga y saludable, libre de malestar y enfermedades”.

Los minerales como el potasio, el calcio, el sodio y el magnesio, forman reacciones alcalinas en el cuerpo y se encuentran principalmente en las frutas y las verduras. Contrariamente, los alimentos que contienen hierro, azufre y fósforo como las carnes, el huevo, los lácteos y los frutos secos, son promotores de acidez.

El problema no consiste en acoger unos y descartar otros, porque los ácidos en cierta medida también son indispensables para el organismo, ya que su acción está muy relacionada con el aporte vitamínico, proteínico, el suministro de grasas y de fibras.

Lo ideal es que nuestra alimentación esté compuesta por un 20 o 25% de alimentos ácidos y un 75 u 80% de alimentos alcalinos. Ahí radica el verdadero secreto de la salud. Sólo así podremos ir creando paulatinamente un ambiente equilibrado al interior de nuestro cuerpo, de tal manera que nos proteja de la enfermedad y el deterioro celular. Justamente esta es una de las principales virtudes de las frutas, ya que ellas en su mayoría son de naturaleza alcalina, y no obstante que algunas como los cítricos presentan un sabor ácido, su efecto en el organismo una vez que han sido metabolizadas, resulta completamente básico o alcalino.

No está por demás salirnos un momento del tema central, para resaltar la importancia de alcalinizar los alimentos distintos a las frutas, utilizando para ello una solución preparada con media cucharadita de bicarbonato de sodio disuelta en un litro de agua. Este líquido lo podemos utilizar para rociar o cocinar distintos alimentos de naturaleza ácida, logrando con ello un mejor balance del PH. Análogo efecto podemos conseguir si hervimos una hoja grande de repollo en un litro de agua. Así el líquido resultante será un buen medio para bajar la susodicha acidez. Aquí es muy oportuno precisar que la vitalidad de nuestro organismo está muy relacionada con el PH de los alimentos que ingerimos, pues cuando ellos son ácidos, ciertamente aportan muy poca energía, en tanto que los alcalinos resultan de incalculable valor energético.

Quien se nutre principalmente con alimentos ácidos, siempre estará más propenso a la debilidad y también a la obesidad, ya que el organismo no tendrá la suficiente energía para ayudar al proceso digestivo. Aquí la sangre cumple una invaluable labor al recoger en el hígado el oxígeno y los nutrientes requeridos por los 60 trillones de células que conforman el cuerpo humano, y una vez que la sangre deposita esos nutrientes en cada célula, simultáneamente recoge los desechos tóxicos, especialmente ácidos que se derivan del proceso metabólico, para descargarlos a su regreso en los distintos órganos que tienen a su cargo la eliminación de tales toxinas. De esta manera el riñón cumple su acción depurativa valiéndose de la orina, el intestino mediante la deposición, la piel a través del sudor y los pulmones con su función respiratoria. De todo lo anterior se desprende la necesidad de suministrarle al organismo una alimentación rica en álcalis o elementos alcalinos, para que la sangre pueda más fácilmente contrarrestar la acidez corporal.

Pero aquí conviene recordar algo que es bien importante. Cuando en el organismo se presenta un exceso de ácidos y al mismo tiempo no existe un suministro adecuado de alimentos alcalinos que permitan buscar el equilibrio, necesariamente la sangre se ve obligada a buscar esa alcalinidad en otras fuentes como los huesos, las articulaciones y las mucosas, iniciando con ello un proceso corrosivo, tanto en el sistema óseo como en el sistema arterial, con toda su secuela de trastornos artríticos y circulatorios.

En adición a lo anterior, el exceso de acidez obliga a todos los órganos del cuerpo a protegerse mediante una envoltura de lípidos que se van acumulando paulatinamente y que si bien logran en principio frenar los rigores de ese ambiente ácido, con el tiempo comienzan a atrofiar y a inhibir la función de cada órgano, y por supuesto, a fomentar la obesidad. Así por ejemplo un páncreas saturado de grasa, necesariamente afectará su capacidad para secretar la insulina, con lo cual los glúcidos o azúcares no podrán eliminarse adecuadamente, ocasionando con ello las alteraciones en la glicemia y seguramente el comienzo de la terrible diabetes.

Aunque sin temor puede afirmarse que la mayor parte de las frutas son de naturaleza esencialmente alcalina, no está por demás mencionar aquellas en las que más se evidencia esta condición. Así pues, dentro de este grupo tan benefactor tenemos variedades como el coco, las ciruelas pasas, la papaya, el mango, el níspero, el zapote, la sandía, la pera, la uva, la manzana, el albaricoque, el aguacate, el banano, el melón, las cerezas, los higos, los dátiles, el pomelo, la lima, la naranja, el limón, el melocotón, la piña, la frambuesa y la mandarina. Como puede verse, bastante amplio resulta el espectro de frutas con esta saludable condición, con las cuales podemos moderar esa propensión tan generalizada hacia la acidez intestinal y favorecer de paso nuestra salud.

Dieta ácida o alcalina: Elimination Diet


“Que el alimento sea tu medicina, que tu medicina sea el alimento” (Hipócrates)

En el año 1931, Otto Heinrich Warburg (1883-1970) recibió un Premio Nobel  por su tesis ” La causa primaria del cáncer“.

Según este científico, el cáncer es la consecuencia de una alimentación i un estilo de vida antifisiológicos. ¿Y qué significa esto? Una dieta es antifisiológica cuando se basa mayoritariamente en alimentos que acidifican el organismo y un estilo de vida antifisiológico es aquel principalmente es sedentario y caracterizado por una falta de ejercicio físico regular.

Según el Dr. Otto Heinrich la acidosis y la falta de oxígeno son las dos caras de una misma moneda. Cuando aparece una también aparece la otra. Por lo tanto un medio ácido es aquél en donde hay una escasa presencia de oxígeno y en donde las células que viven tienen problemas para recibir un óptimo suministro de oxígeno para funcionar correctamente.

El Dr. Heinrich también afirmaba que cuando se priva a una célula del oxigeno  que necesita durante más de 48 horas, esta célula se puede volver cancerígena.

En su obra “El metabolismo del tumor” explica muy claramente que todas las formas de cáncer se caracterizan por proliferar en un medio ácido e hipóxido (sin oxigeno) por lo que todas las células cancerigenas son anaeróbicas (viven sin oxigeno y su principal fuente de energía es la glucosa).

Según Heinrich, el cáncer no es nada más que un mecanismo de defensa que tiene el organismo y sus células para sobrevivir cuando el medio en el que viven se vuelve ácido y le falta oxigeno.

Pero: ¿Queréis saber que factores pueden acidificar el medio interno de nuestro cuerpo y favorecer la proliferación de las células cancerígenas, o por el contrario alcalinizarlo y contribuir al buen funcionamiento celular?

Uno de los principales factores que pueden acidificar el cuerpo es la alimentación. Mediante los alimentos que ingerimos, en función de su calidad y cantidad de nutrientes que contienen (hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas) pueden derivar en ácidos o alcalinos.

Ya hablé sobre este tema en un anterior post. Para que el cuerpo funcione de manera óptima, el PH de la sangre debe ser ligeramente alcalino, es decir, para que el cuerpo funcione de una manera óptima, el PH de la sangre debe ser ligeramente alcalino, entre 7,40 i 7,45 de PH. (El PH se mide en una escala de  0 a 14. El PH es considera neutro a 7, ácido por debajo de 7 i alcalino por encima de 7).

La lista de los alimentos que más acidifican el cuerpo y favorecen la aparición de muchas enfermedades y por consiguiente deben evitarse, son los siguientes:


  • Azúcar refinado y todos los productos refinados y procesados en los que está incluido.
  • Alcohol
  • Tabaco
  • Harina refinada y todos sus derivados (pasta, pan, galletas…)
  • Carne
  • Leche de vaca y todos sus derivados
  • Sal refinada
  • Margarinas
  • Todos los productos procesados que contengan conservante, colorantes, estabilizantes, etc.

Por el contrario, los alimentos que ayudan a que nuestro cuerpo se mantenga en un estado ligeramente alcalino y por lo tanto, es recomendable que sean incluidos a diario en nuestra dieta diaria son:

  • Todas las verduras crudas (a pesar de que hay verduras que son ácidas, estas contienen las bases necesarias para que dentro de nuestro organismo favorezcan la alcalinización del medio).
  • Toda la fruta cruda (el limón por ejemplo, a pesar de que es muy ácido, una vez que está dentro de nuestro cuerpo tiene un efecto alcalino).
  • Las semillas y los frutos secos (sobretodo las almendras)
  • El mijo
  • Las plantas verdes y con alto contenido en clorofila (algas, aloe vera, etcétera)
  • El agua. El agua es muy importante para el organismo ya que aporta mucho oxígeno. (La deshidratación crónica es uno de los principales factores de la aparición de las enfermedades degenerativas según afirma el Dr. F. Batmanghelidj).


Otros factores que también se deben tenerse en cuenta son:

El ejercicio físico. La actividad física aumenta la oxigenación corporal mientras que el sedentarismo tiene el efecto contrario.

Acidificación: el equilibrio ácido-alcalino desequilibrado


Para un buen funcionamiento de las diversas funciones del cuerpo, es importante mantener el grado de acidez de la sangre dentro de límites muy estrechos. El grado de acidez de la sangre, expresado en pH, depende de la cantidad de substancias alcalinas y ácidas disueltas en la sangre. De ahí su nombre: equilibrio ácido-alcalino. El rango normal de pH de la sangre, en los seres humanos, es entre 7.35 y 7.45. Esto quiere decir que la sangre esta alcalina.

Nuestra vida y nuestra salud están basadas en la mantención de nuestro medio ambiente interior, siendo la prioridad principal el equilibrio ácido-alcalino. Por eso, cuando la sangre es demasiado ácida, se extrae calcio de los huesos para alcalizar la sangre. Incluso el centro respiratorio en el cerebro es controlado por el equilibrio ácido-alcalino. No obstante se han realizado muchas investigaciones sobre la influencia de la alteración del equilibrio ácido-alcalino en el desarrollo de síntomas crónicos, la medicina convencional no reconoce aun suficientemente esta relación.

¡La acidificación, un proceso continuo inevitable!

El doctor y teólogo suizo Paracelsus fue el primero en nuestra cultura occidental, que mencionó la sedimentación de los desechos ácidos como la causa principal de todas las enfermedades. Mientras los pueblos primitivos, gracias a su forma de vida más equilibrada biológicamente, están liberados de enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes, el reumatismo, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, el estilo de vida occidental inclina el equilibro ácido-alcalino hacia el extremo ácido. A la larga, esto conlleva la pérdida de minerales alcalinos importantes, la sedimentación de escoria metabólica (desechos ácidos) en el tejido conjuntivo y la pérdida de inmunidad.

Incluso con un estilo de vida y una dieta (básica) saludables, la acidificación es un proceso inevitable. En una situación ideal de combustión de los alimentos, 100% de los componentes orgánicos (carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno, que constituyen el 97% de los alimentos) se quema sin dejar desechos orgánicos. Lamentablemente, esto nunca es el caso, y los componentes orgánicos no se queman completamente. Producto de ello, en el cuerpo siempre quedan desechos orgánicos ácidos. Ejemplos de desechos orgánicos ácidos son el ácido úrico, el ácido láctico, el ácido acético, el colesterol, el dióxido de carbono, el amoniaco y los ácidos grasos.

Además de estos desechos orgánicos ácidos hay muchos productos secundarios inorgánicos provenientes de los minerales en los alimentos. Los desechos ácidos que se derivan de ellos son el ácido sulfúrico, el ácido clorhídrico y el ácido fosfórico. Estos ácidos tóxicos deben ser excretados por el cuerpo. Previamente, sin embargo, deben ser neutralizadas, transformándolas en sustancias menos peligrosas, pues de lo contrario dañarían los riñones y otros órganos.

Las principales sustancias neutralizantes producidas por el cuerpo son el bicarbonato de sodio, de potasio y de calcio (los bicarbonatos son elaborados por el cuerpo mismo, al beber agua alcalina). Cuando estas sustancias están presentes en el cuerpo, en cantidades suficientes, la neutralización de los desechos ácidos tóxicos, orgánicos e inorgánicos, no es un problema. El problema surge precisamente cuando no hay suficientes bicarbonatos en el cuerpo. La disminución de la cantidad de bicarbonatos en el cuerpo, se produce, a menudo, a partir de los 40 años de vida. Esto significa que después de los 40 años, el cuerpo se vuelve cada vez menos capaz de neutralizar los desechos ácidos y de eliminar los desechos. Los desechos ácidos se depositan como escoria en el tejido conjuntivo y el tejido adiposo. A los 50 años, casi el 50% de las estructuras fijas del cuerpo están compuestas por escorias. ¡Después de esa edad, la cantidad de escoria aumenta aún más!.

¡La acidificación es envejecimiento!

El famoso médico y biólogo francés Alexis Carell mantuvo durante 28 años el corazón de un pollo con vida. Él incubó un huevo, sacó el corazón del pollo que se estaba desarrollando y lo abrió, conservando las partes compuestas por muchas células en un medio nutritivo que contenía minerales y la misma composición que la sangre. Fue cambiando ese medio nutritivo líquido todos los días y mantuvo el corazón de pollo durante 28 years(!) con vida. Cuando dejó de cambiar el medio líquido, las células del corazón murieron. El secreto de los 28 años de supervivencia del corazón del pollo radica en el hecho de que el líquido extracelular (el líquido en el que estaban las células) se mantuvo a una calidad constante. Al cambiar diariamente el medio nutritivo líquido, se eliminaban diariamente los desechos (ácidos).

Ácidos, alcalinos y valor pH

pH proviene del latín potentia hydrogenii y significa: "eficacia del hidrógeno". Esta es una medida de la concentración de iones de hidrógeno en soluciones, e indica cuán ácida o alcalina es una determinada cosa. Cuanto mayor sea la concentración de iones de hidrógeno, más ácida será la solución. Las soluciones con menores cantidades de iones de hidrógeno son básicas (alcalinas). El grado de ácido-alcalino se refleja en una escala de pH que va del 1 al 14. 1 es muy ácido y 14 muy básico (alcalino). El valor pH neutro es 7. El aumento en el pH es logarítmico, lo que significa que un pH de 6, es 10 veces más ácido que un pH de 7. Un pH de 5 es 100 veces más ácido que un pH de 7.

Un buen grado de acidez en el cuerpo es uno de los factores más críticos para una buena salud. Durante el metabolismo, se están formando constantemente productos ácidos finales. Pequeñas fluctuaciones en el valor pH puede provocar cambios drásticos en el metabolismo de las células y, de ese modo, causar interferencias.

El pH óptimo

- Sangre 7,35 a 7,45 (ideal 7.41)
- Saliva 6,00 a 7,50
- Estómago 1,35 a 3,50
- Orina 4,50 a 8,40
- Intestino delgado 6, 50 a 7,50
- Colón 5,60 a 6,90

Todas nuestras células están inmersas en el líquido extracelular que, al igual que la sangre, es ligeramente alcalino (pH 7,35 a 7,45). Los valores extremos de pH para la sangre y el líquido extracelular, dentro de cual todavía es posible la vida, están entre 6,8 y 7,8. Valores de pH (ácido) demasiado bajos provocan un mayor riesgo de muerte que los valores demasiado altos (básicos). Así fue como el dr. Berthold Kern descubrió que un valor pH reducido (más ácido) provoca un espesamiento de la sangre. Cuando la sangre tiene una composición más espesa, el corazón debe bombear más fuerte para trasportarla hacia los órganos.

La creación de escorias (desechos de ácidos sólidos), como truco ingenioso del cuerpo

Ya hemos leído que para neutralizar los desechos ácidos que deben mantener la acidez de la sangre constante, el primer mecanismo de defensa en el plasma sanguíneo está formado por búferes de bicarbonato alcalinos en forma de bicarbonato de sodio (NaHCO3) y bicarbonato de potasio (KHCO3).

En un cuerpo donde los búferes de bicarbonato en la sangre están en el nivel correcto, el ácido úrico, el colesterol, el ácido láctico, etc. son neutralizados fácilmente y excretados por los riñones.

Los problemas surgen entonces, cuando no hay suficientes búferes de bicarbonato en la sangre. En ese caso, el cuerpo procede a utilizar su segundo mecanismo, esto es, transforma los desechos ácidos en la sangre en sólidos. Los desechos ácidos en forma sólida (escorias) ya no influyen en el valor pH de la sangre, ¡es un truco ingenioso! Pero con el tiempo, estas escorias son, precisamente, las causantes de otros problemas. El ácido úrico en forma sólida (cristales de ácido úrico) puede precipitarse en las articulaciones, el colesterol en estado sólido se puede adherirse a las paredes arteriales y la sangre puede espesarse.

Causas de la acidificación acelerada

Nuestro estilo de vida occidental, el estado de salud personal y el medio social contribuyen al proceso de acidificación. Los siguientes factores son, en gran parte, responsables de la aceleración del proceso de acidificación y afectan gravemente nuestros búferes de bicarbonato:


  •  dieta incorrecta (formadora de ácidos)
  •  consumo excesivo de alcohol y de azúcar
  •  uso de medicamentos
  •  carga de estrés
  •  influencias ambientales
  •  alteración de la función del hígado, los riñones o los pulmones
  •  falta de ejercicio
  •  tabaquismo
  •  dietas de choque
  •  ejercicio físico excesivo


¡La importancia de un buen valor pH!

El funcionamiento de las enzimas en nuestro cuerpo, nos indica también cuán importante es un buen valor pH. Todo lo que sucede en el organismo vivo depende de la acción de las enzimas, cuya acción, a su vez depende de la concentración de iones de hidrógeno (es decir, el valor de pH).

Las enzimas muestran un funcionamiento óptimo, cuando tienen un determinado valor pH y son muy sensibles a cualquier cambio de éste. Las enzimas son responsables de todas las actividades en el cuerpo. Incluso el pensamiento requiere de actividad enzimática. Existen aproximadamente 2 tipos de enzimas: las de la digestión y las enzimas metabólicas. Las enzimas digestivas más importantes son las proteasas, amilasas y lipasas. Ellas ayudan en el tracto digestivo a descomponer las proteínas, los carbohidratos y las grasas, y para su buen funcionamiento dependen de un equilibrio apropiado del pH en el tracto gastrointestinal. El estómago tiene un ambiente muy ácido, mientras que el intestino delgado posee un ambiente relativamente más alcalino, y el intestino grueso un ambiente ligeramente ácido. Las enzimas metabólicas son responsables de la estructuración, la reparación y renovación de todas las células, órganos y tejidos.

Posibles problemas causados por una acidificación latente

Etapa I: problemas al comienzo (dependiendo de la predisposición)


  •  Trastornos del sueño
  •  estreñimiento
  •  reflujo ácido
  •  lengua sucia
  •  caries
  •  susceptibilidad a la infección
  •  caída del cabello
  •  problemas de la piel
  •  calambres
  •  depresión
  •  pérdida de la libido
  •  alergias


Etapa II: síntomas en una etapa avanzada (dependiendo de la predisposición)


  •  diabetes
  •  gota
  •  cálculos renales
  •  infartos cardíacos
  •  reumatismo
  •  accidente cerebrovasculares
  •  úlcera péptica
  •  osteoporosis
  •  fibromialgia
  •  cáncer
  •  ashma
  •  allergias
  •  fiebre del heno


¿Qué hacer para restablecer el equilibrio ácido-alcalino?

¿Qué puede hacer para contrarrestar el proceso de acidificación y para lograr que su cuerpo se deshaga de los desechos ácidos ya acumulados (escoria)? En primer lugar, debe modificar su estilo de vida personal a través de una alimentación saludable, menos estrés, dieta, más ejercicio y así sucesivamente. Estas modificaciones son ciertamente recomendables, pero no son suficientes. Los desechos ácidos acumulados en el cuerpo sólo pueden ser neutralizados por una cantidad suficiente de búferes alcalinos. Esa cantidad de búferes alcalinos se aumenta agregando bicarbonatos (bicarbonato de sodio, bicarbonato de potasio) a su sangre. Se sorprenderá de lo que puede significar la desacidificación para su estado de salud, al agregar bicarbonatos a su cuerpo. Si se preocupa de mantener diariamente el nivel de producción de bicarbonato en su cuerpo, podrá disfrutar de una dieta variada (incluyendo una copa de vino y una cerveza) y de esfuerzo físico sobre la media. Los búferes de bicarbonato se encargarán entonces de neutralizar y eliminar los desechos ácidos generados. Usted puede lograr que su propio cuerpo produzca bicarbonato, bebiendo agua alcalina.

Estar alcalino: un estilo de vida


Para todos aquellos, la mayoría, que no nos hemos educado en entornos terapéuticos, ni hemos elegido para nuestra formación profesiones relacionadas con el mundo de la biología, medicina o ciencias en general, nos es sumamente complicado entender las conexiones y procesos que nuestro cuerpo desarrolla de forma natural y en el diálogo que mantiene con todo lo que ingerimos y con lo que nos rodea. Hasta que no entro en mi vida el concepto de bienestar, no fui consciente de hasta qué punto nuestra preparación para cuidarnos y la correcta valoración de todo lo que nos rodea era no solamente escasa, sino inexistente.

Tanto tiempo almacenando conceptos que no nos han valido, salvo base para crear hábito de estudio o ejercitar la memoria, y por el contrario conceptos y conocimientos tan vitales, con capacidad para alargar nuestra vida y la calidad de la misma en cualquier fase de nuestra evolución están todavía por descubrir, y lo que es peor, son muchos los que jamás lo descubrirán. Realmente el sistema educativo, merece una gran revisión.

Si hace unos años me hubieran hablado de la alcalinidad y de la acidez, poco hubiera aportado y apenas hubiera prestado atención. Hoy el lujo que supone haber descubierto empresas que focalizan sus investigaciones y productos en la mejora de nuestra calidad de vida, nos es mucho más fácil entender los beneficios que nos proporcionan determinados hábitos y productos. La clave, además del conocimiento, es entenderlo, probarlo y disfrutarlo por mucho, mucho tiempo…

Hace unos meses durante el 2 Congreso y Feria de Alimentación Consciente en Barcelona, la terapeuta Gogo Bela, realizó una ponencia muy clara y concreta a cerca de la alcalinidad de la vida. Su exposición basada en estudios de importantes médicos y doctores es toda una reflexión de como deberíamos adherir este nuevo paradigma, el concepto de alcalinidad, a nuestras vidas.

Ilustro su exposición con tres grandes bloques: La alcalinidad corporal; nuestro PH; la alimentación alcalina; la identificación de los tóxicos para no acidificarnos. Tres bloques muy definidos pero a la vez complementarios que ayudan a definir un particular y beneficioso estilo de vida que no solo nos beneficia a nosotros, sino que beneficia a los que nos rodean, a los animales, al planeta tierra, al mundo.

Cómo equilibrar el nivel de pH y reducir los ácidos del cuerpo


¿Por qué cambiar a un estilo de vida alcalino? Debido a que nuestros cuerpos están constantemente sobre-acidificadas! Debido a nuestros estilos de vida modernos que comemos demasiado ácido que producen alimentos como proteína de la leche, el azúcar y los animales, y exponer nuestros cuerpos a la contaminación, el tabaquismo, las drogas y la ingesta excesiva de alimentos. Estamos incrustaciones nuestros cuerpos con cualquier número de transgresiones que ponen en peligro el equilibrio de los fluidos alcalinos internos. Y todo esto causa que los desechos ácidos que se acumulan en el cuerpo!

El nivel de pH, la medición de ácido-alcalino de nuestro cuerpo, afecta a todos y cada uno de nuestras células. Un nivel de pH constante desequilibrio no será tolerado por nuestro sistema, que puede dar lugar a la obesidad (que crean las células de grasa para llevar a los ácidos lejos de nuestros órganos vitales), alergias (la absorción de las proteínas no digeridas, debido a un cuerpo demasiado ácido es uno de los principales causa de las condiciones de la alergia) y fatiga (un cuerpo sobre-acidificado produce toxinas y debilita la capacidad del cuerpo para produce enzimas y hormonas). Si se deja sin tratamiento, un cuerpo excesivamente ácida crónica moleste e interrumpir las actividades y funciones celulares, y vamos a edad temprana.

Coma más verduras y hortalizas!

Para revertir este proceso que debe incluir las cantidades generosas de alimentos alcalinos de formación en nuestra dieta. Pero ¿cuál es la mejor manera de cambiar fácilmente a una dieta alcalina? Como madre siempre decía: Comer más ensaladas, verduras y hortalizas, en el mejor de 5 veces al día! Ella tiene razón, ya que esta es la única y verdadera nutrición y sano para nosotros los seres humanos. Particularmente importante para nosotros es la clorofila vegetal pigmento verde. La clorofila es la única sustancia conocida y existente que es capaz de transformar la luz solar en energía comestible – un proceso, sin que no habría vida en este planeta! En otras palabras: que “comer la luz del sol” cuando comemos ensaladas, verduras y legumbres.

Sin embargo, nuestros estilos de vida cotidiana no nos permiten comer verduras 5 veces al día saludables. Por lo tanto, cualquier persona que quiera a alcalinizar el sistema de células y se preocupa por la salud y estilos de vida saludables, deben considerar la ingesta de verduras germinadas y cápsulas vegetales o en polvo (por ejemplo, por InnerLight SuperGreens), que nos permiten mantener nuestros hábitos diarios -, sino de consumir lo suficiente verdes para satisfacer nuestro cuerpo y nuestras madres. Este tipo de suplementos ayudan a apoyar una dieta alcalina, los niveles de equilibrio del pH, eliminar los desechos ácidos del cuerpo y restaurar la salud en general.

Los beneficios de la dieta alcalina


No se trata de un plan de adelgazamiento, si no que sus beneficios son bastante más ambiciosos: su finalidad es lograr la salud y el bienestar general. Los perjuicios de la dieta ácida y cómo lograr un “estado alcalino” del organismo
Nunca mejor aplicada la frase que asegura que “somos lo que comemos”. La dieta modifica nuestro pH corporal y nuestras células, y termina siendo parte de un estilo de vida que no sólo altera la cantidad sino también la calidad de los años que vivimos.
La salud general del cuerpo se mantiene principalmente a través de la alimentación. Es por eso que hoy en día se ve afectada por el consumo desmedido de comidas rápidas con alto contenido de harinas blancas, azúcares y productos industrializados, que es lo que se denomina “dieta ácida”.
Y por extraño que parezca, los efectos de una alimentación sin frutas ni verduras (dieta alcalina) se hacen notar no sólo luego de mucho tiempo, sino también en el corto plazo. Así empiezan a aparecer enfermedades, algunas más leves y otras más complejas, que nos dan señales de alerta para hacer las modificaciones necesarias en la dieta.

El rol del pH

El pH de la sangre es un número que se deduce de la relación del bicarbonato sanguíneo y del dióxido de carbono. Todos nosotros respiramos, inhalamos oxígeno y exhalamos dióxido de carbono, que si se acumula nos intoxica. Por esta razón, el pH es una ecuación para darnos un valor absoluto de la relación entre el bicarbonato, que es una sustancia alcalina destinada a equilibrar la acidez de nuestro cuerpo, y el dióxido de carbono, que es una sustancia ácida que se excreta. A mayor bicarbonato, menos dióxido de carbono y viceversa, ya que uno tiene que transformar al otro.
Lo que se conoce como “potencial de Hidrógeno” no es ni más ni menos que el pH y su escala va desde el 0, que es lo más ácido, a 15, que es lo más alcalino. Lo normal para nuestra sangre es 7, que es un intermedio. Siendo el pH una relación del bicarbonato sobre el dióxido de carbono, nos tiene que producir un producto final de 7,4 para nuestra sangre. Así hay un equilibrio entre estas dos sustancias. El ph 7,4 es para la sangre, pero dentro de cada célula puede variar y no es estable, dado que aquí hay variaciones de los productos que se incorporan y se excretan.

La acidosis

Vulgarmente se llama dieta ácida a una alimentación rica en azúcares y harinas refinadas, mayores productores de lactato, fosfato y ácidos orgánicos que producen una acidosis en todo el cuerpo.
El primer científico en hablar sobre la acidez del cuerpo y de las células fue el premio Nobel de Fisiología y Medicina, Otto Warburg, quien describió la relación entre la falta de oxígeno (hipoxia) y la acidez de la célula por el aumento del ácido láctico y el dióxido de carbono. Estas características celulares son propias del cáncer, es decir que el cáncer vive y crece en un medio ácido y sin oxígeno.
La contundencia de estos datos debe servir para tomar conciencia que es muy importante mantener nuestro cuerpo oxigenado y en un estado alcalino, o sea, contrario a los estados de acidez.
Los alimentos que producen un medio ácido son:
* Harinas blancas
* Harinas de trigo
* Harinas de arroz
* Los derivados de panificación (galletitas, panes, pastas, facturas)
* Carnes de vaca y de cerdo
* Mariscos
* Chocolates
* Condimentos (kétchup, mostaza, vinagres, etc.)
* Pickles

Las bebidas ácidas son el alcohol en todas sus variables (vino, cerveza, bebidas blancas), los derivados pasteurizados como las leches descremadas, el café, el té común, el mate, algunas gaseosas, y las bebidas que contienen edulcorantes y aromatizantes. También las bebidas dietéticas, que tienen aspartanos y ciclamatos que son altamente acidificantes.
Si ingerimos predominantemente estos alimentos y bebidas, y carecemos de alimentos que producen alcalinidad estaremos favoreciendo el crecimiento de bacterias en nuestro intestino, que se alimentan, se reproducen y generan más acidosis. Además, este tipo de alimentación produce constipación, lo cual cierra el circuito al incrementar la reproducción de bacterias.
La respiración celular ocurre en una organela llamada mitocondria. Por eso, debemos mantener a estas organelas en perfecto estado de salud porque son el verdadero pulmón del cuerpo. Está demostrado que al aumentar la acidosis, las mitocondrias mueren y, por lo tanto, se genera un estado de baja producción de oxígeno y comienzan a producirse las sustancias que aumentan la acidosis.
La vida de las mitocondrias depende de los hábitos alimentarios de una persona. Hace 200 años, con la Revolución Industrial, hubo un abrupto cambio en la alimentación de los seres humanos, con un incremento masivo de hidratos de carbono (harinas y azúcares refinados), que tienen efectos acidificantes y también adictivos.

Un medio alcalino

Cuando los alimentos refinados no existían, la alimentación del hombre era a base de lo que aportaba la tierra. Es decir que comía frutas que podía recoger directamente de los árboles, vegetales que cultivaba, y carnes de animales que lograba cazar. Y como nos demuestran los estudios de paleontología, no sufría de cáncer.
Hoy podemos afirmar, con rigor científico, que las enfermedades que producen la mortalidad en un 70% de la población mundial son debidas en su gran mayoría a este cambio en la alimentación. Los hidratos de carbono refinados son los generadores de la obesidad, la diabetes, la aterosclerosis y muchas otras enfermedades.
Los cambios en nuestros hábitos alimentarios, aumentando la ingesta de verduras y frutas (especialmente crudas), seguidas de productos animales naturales como huevos, pescados y, en menor medida carnes, nos llevarían a una disminución drástica de estas enfermedades.

Los alimentos que producen un medio alcalino son:
* Brócolis
* Espinacas crudas
* Perejil
* Apio
* Ajo
* Remolachas
* Higos negros
* Pasas de uva
* Avellanas
* Castañas
* Aceitunas
* Porotos
* Lentejas
* Paltas
* Cerezas
* Manzanas
* Dátiles
* Papayas
* Peras
* Zucchinis
* Chauchas
* Tofu

Un gran alcalinizante es el limón porque tiene un pH 3,5 y contiene vitamina C, que es ácido ascórbico, y también contiene bicarbonato de potasio que va a interactuar con el bicarbonato de sodio de nuestro organismo aumentando su nivel. Otro de los compuestos del limón que alcanilizan de nuestro cuerpo son los flavonoides. Estos tienen, además, acciones antioxidantes. A su vez, el limón contiene magnesio, que es un mineral alcalinizante.
Si comemos predominantemente vegetales, tenemos un aporte en el cuerpo de bicarbonato que produce un estado de alcalinidad en forma natural. Los vegetarianos ya descubrieron esto, pero no es necesario hacerse vegetariano para lograr bajar la acidosis de nuestro cuerpo. Con dietas carnívoras el cuerpo se adapta y compensa muy bien la acidosis que pudiera tener por la falta de las verduras y frutas. Lo que el cuerpo no llega a compensar y, por lo tanto se enferma, es lo que ingresa como hidratos refinados (azucares y harinas) que, además se ingieren en grandes cantidades por tener un efecto adictivo comprobado sobre nuestro cerebro.

Fundamentos del “Estilo de vida alcalino”

   En los últimos tiempos se ha hablado mucho sobre cómo la acidez y la alcalinidad influyen sobre la salud. Existen médicos e investigadores científicos que se dedican a estudiar cómo el exceso de ácidos influyen sobre el organismo. Tal es el caso del Dr. Robert O. Young, microbiólogo reconocido, quien ha elaborado un protocolo denominado “Estilo de vida alcalino”.
   El Dr. Robert O. Young es un microbiólogo reconocido a nivel mundial, el cual ha llevado a cabo investigaciones sobre la relación entre el exceso de ácidos en el organismo y la aparición de la enfermedad.
   El Dr. Young elaboró un protocolo de “Estilo de Vida Alcalino”, con el cual, según informa, ha logrado revertir determinadas enfermedades metabólicas.

 ¿Qué es el protocolo de “Estilo de Vida Alcalino”?

Es un conjunto de reglas o recomendaciones que permiten al organismo estar sano, libre de enfermedades.
Este protocolo se basa en la premisa que la causa o el origen de las enfermedades no es por motivos hereditarios o de contagio, sino como consecuencia de los ácidos metabólicos, alimenticios y ambientales.
Este protocolo fue diseñado para ayudar a las personas a superar malestares o enfermedades.

Fundamentos del “Estilo de vida alcalino” del Dr. Young


  • La enfermedad es consecuencia de una acidificación sanguínea y luego por la acidosis de los tejidos. Esto se debe a una alimentación deficiente, estrés y pensamientos negativos.
  • Los alimentos líquidos son transformados directamente en células madres y posteriormente en glóbulos rojos, gracias a la metabolización directa a nivel intestinal.
  • La calidad de glóbulos rojos dependerá de la calidad de la alimentación recibida, esto es de suma importancia porque estos se transforman en cualquier célula del organismo. Por ello se le da mucha importancia al intestino delgado, porción del intestino donde se absorben los diferentes nutrientes.
  • Cambiar de estilo de vida a uno menos estresante.
  • Tomar abundantes líquidos.
  • Llevar adelante una dieta vegetariana a base de verduras crudas, germinados, semillas, legumbres, vegetales que aportan, también, gran cantidad de ácidos omega 3 y omega 6. Además de verduras como pepinos, aguacates, tomates y pimientos.
  • Reemplazar el consumo de grasas animales por aceites vegetales prensado en frío.
  • Consumir sal de mar.
  • Consumir frutas.
  • Se debe moderar el consumo de patatas, arroz, pastas y pescado fresco.
  • Los alimentos prohibidos son: dulces, carnes en general, mariscos, huevos, lácteos, alimentos procesados, algas, edulcorantes, alcohol, café, té, refrescos, zumos de frutas naturales o artificiales, alimentos envasados.
  • Tomar bicarbonato de sodio para equilibrar el exceso de ácidos.

Estos son los fundamentos del protocolo del “Estilo de vida alcalino” del Dr. Young, el cual según sus investigaciones puede ayudar a prevenir enfermedades metabólicas y degenerativas como dislipemias, diabetes, patologías hepáticas, renales, cáncer, etc.