Los Microorganismos


¿Qué función tienen los MICROORGANISMOS? 

   Una de las consecuencias peores de tener un cuerpo demasiado acidificado son los “bichos” que crecen con fuerza dentro de él: bacterias, levaduras u hongos de todo tipo. Los desechos ácidos preparan el terreno para la proliferación de todo tipo de microorganismos devastadores dentro del cuerpo, empezando por las famosas CANDIDAS. CANDIDAS es el nombre común en latín para denominar LEVADURA, que en verdad es un tipo de hongo. Las levaduras y los hongos son formas unicelulares que crecen en materia humana, animal o vegetal. Están por todas partes. Las CANDIDAS normalmente se encuentran en el tracto gastrointestinal a causa de la ruptura de los alimentos. Pero pueden crecer de manera desmesurada provocando montones de síntomas desagradables, crónicos o fatales. Todos conocemos sus efectos: infecciones vaginales, infecciones de vejiga, llagas en la boca, en la garganta etc., Las excreciones de estos microorganismos son toxinas. Los microorganismos producen estos desechos ácidos cuando ingieren y digieren (fermentan) energía en forma de electrones a partir de los carbohidratos, proteínas y grasas (lo mismas sustancias que nuestro organismo busca para generar energía).
      Las CANDIDAS y otros microorganismos se aprovechan de las zonas más débiles del cuerpo, intoxicándolas y agotándolas. En un medio ácido tienen campo abierto. Viven de nuestra energía o electrones, usan nuestra grasa y proteínas, incluso nuestra materia genética, ácidos nucleicos, para poder desarrollarse y crecer, lanzan sus desechos tóxicos a la sangre y dentro de las células contaminando aún más el sistema.
   Estos organismos y sus desechos, contribuyen directa e indirectamente a una larga lista de síntomas. La mayoría de malestares y enfermedades, especialmente las crónicas y degenerativas surgen del estado de acidificación crónico, dando lugar a la transformación de microorganismos y su crecimiento desmesurado, algunos ejemplos de patologías:
   Pié de atleta, diabetes, cáncer, arteriosclerosis, osteoporosis, fatiga crónica y dolor, infección, fatiga y disfunciones corporales en glándulas, indigestión, diarreas, antojo alimentarios, depresión, hiperactividad, comportamiento antisocial, asma, hemorroides, resfriados y gripes, problemas respiratorios, endometriosis, piel seca y escozor, gingivitis, hongos en dedos del pié, mareo, dolor en las articulaciones, mal aliento, úlceras, colitis, ardor estomacal, boca seca, problemas menstruales, irritabilidad, ojos hinchados, falta de libido, lupus, cambios de humor, desequilibrios hormonales, infecciones vaginales, quistes y tumores, artritis reumatoide, parestesias, fiebre del heno, acné, gases, hipoglucemia, hernia de hiato, migrañas, insomnio, frío constante, sobrepeso, exceso de delgadez, hipersensibilidad química, poca memoria, dolores musculares, alergias de todo tipo, irritación ocular, esclerosis múltiple, mala absorción de alimentos, infecciones de vejiga, por nombrar algunas….
   ¡Los MICROORGANISMOS viven y prosperan en un medio ácido con poco oxigeno! Les encanta nadar en sus propios desechos que aún añaden más ácido al organismo. Existen más de mil toxinas producidas por bacterias, levaduras y hongos.
   Por eso es importante que el cuerpo esté alcalino-básico, o neutro porque así no proliferan los microorganismos ni sus toxinas. 
   El Ph de la sangre y orina es el factor más importante a la hora de determinar el estado de los microorganismos en la sangre.

El crecimiento excesivo de microorganismos ocurre en dos fases:

en la fase inicial de desarrollo, los microorganismos crecen en pequeñas colonias, y aunque son visibles en la sangre, normalmente no se detectan físicamente y no producen síntomas.
en la segunda fase, es la fase de síntomas agudos o crónicos, las complicaciones y malestar son obvios. Esta segunda fase puede tardar años o puede ocurrir rápidamente.
Cuando el cuerpo vuelve al equilibrio, al estado base, las bacterias, levaduras, hongos dejan de desarrollarse y vuelven a se benignas. Sus desechos tóxicos pueden ser expulsados del cuerpo.

CUANDO EL PEZ ESTA ENFERMO, CAMBIA EL AGUA

   Imagina que tu cuerpo es como una pecera, y que tus células y órganos internos son como los peces, que nadan en el fluido (incluida sangre) que transporta su comida y elimina los desechos. Luego imagínate que acercas un coche y conectas el tubo de escape al filtro del aire de la pecera, después les tiras demasiada comida o comida inadecuada. El agua se llena de monóxido de carbono y se vuelve ácida, y los peces son incapaces de comerse toda la comida o de digerirla, y los restos comienzan a pudrirse. Los desechos ácidos tóxicos van aumentando haciendo que el agua sea aún más ácida.
   Lógicamente los peces empezarán a enfermar o a morir. ¿Qué harías para arreglarlo? ¿Tratarías a los peces? No, obviamente cambiarias el agua. Pues lo mismo ocurre con nuestro organismo. Hay que limpiar el agua y mantenerla limpia.
   El caos y desequilibrio ácido, y transformación de microorganismos y luego su crecimiento desmesurado es totalmente natural y es un proceso ordenado cuando la vida está terminando. El cuerpo automáticamente se vuelve ácido cuando muere. En el momento que dejas de respirar los niveles de oxigeno descienden velozmente, generando un entorno anaeróbico (sin oxigeno) en el que pueden proliferar los microorganismos (además de que aman el ácido). Entonces se ponen a trabajar. Su gran trabajo. Una de las razones principales por las cuales forman parte de nuestro cuerpo es que se encargan de las “pompas fúnebres” cuando morimos. Los microorganismos y sus toxinas se encargan de reducirnos hasta convertirnos de nuevo en micro encimas. Los biólogos lo llaman el ciclo de carbono. El ácido es lo que hace que nuestro cadáver se pudra, se descomponga.
   Así que con nuestros ácidos provenientes de la dieta y del metabolismo, que generan la transformación patológica de microorganismos, y su crecimiento desmesurado en cuerpos acidificados vivientes, el proceso se inicia prematuramente. Las bacterias, levaduras y hongos comienzan su festín antes de hora, mientras estás vivo.

Básicamente nos estamos fermentando. Llenándonos de hongos.

   IMPORTANTE: en principio no hay nada malo con los microorganismos en un equilibrio adecuado. En todo caso, muchos son beneficiosos para nuestros sistemas organicos y son muchos los que desempeñan una función beneficiosa para nuestra salud: nos ayudan a digerir los alimentos, a sintetizar vitaminas y a mantener operativo el sistema inmunitario, entre otras cosas. Las células de todo el cuerpo se mueren constantemente, y nacen nuevas, para que el cuerpo pueda renovarse de nuevo, y mantenerse sano y vigoroso. Los microorganismos son una fase de todas las células transformadas y están ahí para manejar y reciclar, para que no se acumule la basura.  Cuando predomina la acidez y la falta de oxigeno, es cuando el desequilibrio del pH puede llevar a los microorganismos a proliferar desmesuradamente y causar enfermedad.

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